sábado, 7 de abril de 2018

¿Salto cualitativo o Revolución fotográfica?

Tras nueve años con mi flamante cámara Canon EOS 500D traída en mi viaje a Japón tomé la decisión de dar un paso hacia una mejora en la fotografía Reflex.  La anterior cámara supuso una revolución en la grabación del video en HD, con una calidad fantástica, pero en los últimos años la nueva hornada de smartphones han ido igualando esa calidad en un espacio muy reducido. Veamos en qué ha cambiado el paso de la 500D a la 80D, similares en precio aunque cada una en una década diferente.

En primer lugar la grabación de video. Ahora se puede grabar en mayor calidad (1080p) a mayor fotogramas por segundo (60), poder enfocar una persona y seguirla en su movimiento, crear filtros y otras birguerías.  Otro aspecto sería la batería, parece ser que se ha doblado la autonomía. En el monitor LCD han habido muchas mejores, ahora tiene mayor definición, es abatible para hacerse selfies o bien usar la cámara en cualquier posición y además es táctil. Otro dato nuevo es que la cámara se puede conectar a un smartphone otras cámaras o bien ordenadores para poder usarla en modo remoto, ver las fotografías y otros menesteres.

El visor óptico ahora abarca más, no se pierde nada, se han añadido muchos modos de escena, filtros que convierten a esta cámara en un miniordenador. Yo le llamo "cámara trampa".  Por ejemplo, hay un modo brutalmente genial que es fotografiar de noche a mano alzada con y sin flash, la máquina internamente realiza 4 fotografías que en 5 segundos después aproximadamente procesa y escupe una foto nítida y espectacular. Existe un modo de escena para cada situación, todos ellos usando software inteligente.  Además, y por lógica, la cámara posee un coprocesamiento enorme con el chip Digic-6, una ISO muy elevada, 45 puntos de enfoque y un largo etcétera en características técnicas.

En las próximas semanas intentaré  testear la cámara en mayor profundidad y veremos hasta donde puede llegar.