jueves, 4 de diciembre de 2008

Al final he caido


Durante las vacaciones en Nueva York no paré de toquetear miniordenadores portátiles, tan de modo actualmente. Los modelos eran muy parecidos a los de aquí y los precios no eran tan atractivos como para tener el handicap de un teclado sin caracteres catalanes. El que más me gustaba era un Fujitsu de 5,6" con pantalla táctil que era una cucada, pero el precio lo convertía en un capricho nada rentable (de 800 a 1100 dólares según configuración). Al regresar a Barcelona las coincidencias hicieron que siguiera viendo portátiles, pero seguía sin dar el paso siguiente, más que nada porque ninguno de los modelos me convencía. Que si la batería es floja, que si pesa demasiado, que si tiene poca memoria, que si es grande...

Pero navegando un día llegué hasta una página web donde vendían el Asus 901 con Linux y a un precio más que sugerente. Dí el siguiente paso y en menos de 24 horas ya tenía mi nuevo amigo en mi habitación. Tiene un micro Atom a 1,6 (lo stándard), memoria de 1Gb y dos discos duros sólidos (4 y 16Gb). Lleva el wifi y bluetooth, pantalla de 8,9" y resolución de 1024x600 en una Intel 965 sencillita. Hasta aquí todo bien, pero lo mejor viene ahora en forma de tres puntos:
1. El peso de de 1 kilo.
2. El volumen es realmente pequeño. Casi tres veces menos que mi portátil habitual. Es como llevar un libro.
3. La batería es extraordinaria, no solamente por sus seis celdas, sino que gracias a los discos duros SDD y a la configuración en general del equipo, consigue suministrar a mi portátil de 5 horas reales sin reducir brillo en la pantalla o reducir la velocidad del microprocesador.

El único problema me vino a la hora de decidir por el sistema operativo. Venía con un linux sencillito (sin terminal) pero muy efectivo y superrápido a la hora de ejecutar las aplicaciones. Instalé el XP en la unidad D (16GB) pero este disco duro es extremadamente lento, con lo que el funcionamiento era horrible. Luego quise instalar el Leopard, pero fracasé por problemas de tarjeta gráfica. Por último intenté instalar el XP en la unidad C y pasar la memoria virtual y programas a la D. El resultado fue satisfactorio, y ahora mismo mi ordenador funciona a las mil maravillas y no he tenido que prescindir de ningún software.

No hay comentarios: