martes, 11 de febrero de 2020

VR en todas sus alternativas

En este último año la VR está presente en mi día a día de varias formas, pero esta semana ha alcanzado un segundo nivel que parecía inaccesible hace unos años.  Para jugar de manera más arcade y tener experiencias lúdicas la PSVR de Sony ha sido la opción más fácil y cómoda, accesible desde año unos 3 años aproximadamente. Para momentos más multimedia llegó hace dos años la Oculus Go, proporcionando entretenimiento de fácil consumo y a un precio muy interesante. Hace 8 meses llegó la verdadera revolución: Oculus Quest.  Aquí se conjuntaba los elementos más lúdicos de PSVR, junto con mejor calidad multimedia y todo ello sin cables. Aquí aparecieron los pequeños handicaps de necesitar espacio suficiente para moverse por un espacio necesario. Por último apareció la posibilidad de instalar aplicaciones de manera alegal "por la puerta de atrás" vía Sidequest, lo que abría un mundo muy amplio de posibilidades.  Hasta aquí he hecho un resumen de mi mundo VR hasta hace unos días. 

Después de amortizar bastante bien mi tarjeta gráfica Radeon 390 me pasé al enemigo, en este caso una competente Nvidia RTX 2070 Super, Muy sobrada para jugar en 4K pero también para mover todo el contenido VR.  Cuando quería ejecutar algunos juegos/aplicaciones de Steam VR éstos se veían algo pixelados, poco definidos. Ahora, con la Nvidia, se ven perfectamente, abriendo un pequeño mundo de más software, de juegos con calidades que se conseguían utilizando gafas como las Rift S, Valve Index, etc., gafas que por su coste eran prohibitivas.  Mediante un programa (Virtual Desktop) ahora puedo ejecutar cualquier juego de manera inalámbrica y en cualquier lugar de la casa. Fantástico, ¿no?   Pues aun se ha podido mejorar, puesto que gracias a un simple cable usb 3.0 puedo conectar mis Quest a mi ordenador y ejecutar la tienda de Oculus Home, usada habitualmente para las gafas Rift S, aunmentando aun más la calidad, resolución y estabilidad de los programas.  Pasar el tiempo en Google Eart, jugar al Lone Echo... es volver a alucinar con la VR. 

Alguno podrá decir que con las PSVR ya podía conseguir disfrutar de juegos del mismo calibre, pero no... lo siento, la calidad de visionado, los reflejos incómodos, el estar sujeto totalmente a un sillón y a unos cables gordísimos y lo peor de todo, usar unos
mandos injugables (los Move son la peor experiencia para un sibarita de los videojuegos) hacían que la consola de Sony pasara a un segundo plano, a una segunda división en el mundo del ocio VR.

Únicamente queda esperar un mes y que llegue el nuevo Half Life Alix y perderme en una realidad virtual alternativa a la nuestra...

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