sábado, 28 de enero de 2017

Panorama VR para los pobres

Hace ya 3 meses aproximadamente que inicié mi aventura VR gracias a la adquisición de las gafas virtuales para PS4. Han habido pros y contras en esta nueva tecnología, pero ya os adelanto que el 360 o VR ha llegado para quedarse, que aun está muy verde en desarrollo y perfección pero que no se va a ir en mucho tiempo.  Comenzaré explicando mi valoración en PS4 para luego pasar a un terreno con menos pretensiones y a un coste casi cero pero con un gran futuro a corto plazo, me estoy refiriendo al VR en smartphones.

Han salido bastantes juegos, aplicaciones y utilidades para amortizar el gasto de las gafas VR en PS4, aunque el más interesante ha sido la adaptación de Youtube para ver videos en 360 grados. La calidad de las gafas es muy correcta y la experiencia con las aplicaciones muy correcta. Pero hay problemas, algunos de ellos muy molestosos. Estoy hablando principalmente del tema mareos, que a la mayoría de usuarios nos implica el tener que ir usando las gafas de manera controlada y descansando cada dos por tres. El segundo problema está en la resolución óptica, puesto que para juegos es más que correcta pero para visionar vídeos o fotografías de paisajes o fondos con profundidad, éstos se difuminan y no sirven para apreciar el detalle.  Los píxeles/cuadrícula que se ven puede ser incómodo para ver imagen real.

Llegamos ahora a smartphones, en concreto yo lo he usado con Android. Las opciones de gafas estan entre 0 y 40 euros.  Cero euros si tu mismo te haces las gafas usando la guía que Google te explica detalladamente. Entre 10 y 20 euros se encuentran la mayoría de gafas que se adaptan a tu móvil sin problemas. En la foto veis la que yo he adquirido, es sencilla pero tiene un punto original, se puede plegar y ocupar menos espacio.

La primera prueba han sido los juegos y las aplicaciones realmente VR. Las comparaciones han sido odiosas y realmente no dan el efecto tan bien conseguido con las gafas de PS4. ¿El problema?  Fácil, es la capacidad de generar gráficos con solvencia para un entorno totalmente en 3D. Para juegos simples y texturas simples puede estar bien, o para ver simulaciones de montañas rusas, pero poco más. Únicamente con un giroscopio solo conseguimos que la imagen se mueva hacia donde nosotros miramos, los juegos no saben si no estamos agachando o no y mucho menos podemos interaccionar con lo que vemos de manera realística.

La segunda prueba ha sido ver fotografías y videos en 360. Aquí es donde más me ha sorprendido. Usando la resolución 2K de mi móvil, la calidad gráfica es muy superior a la emitida por la PS4, consiguiendo que relmente sea una gozada poder visualizar fotografías y videos en 360 de youtube o de cualquier otra fuente. No se ve el pixelada ni esa malla tan molesta de las gafas de PS4. Solamente por esto vale la pena su adquisición y uso.

Por último destacar dos elementos muy interesantes. Por una parte tenemos las buenas aplicaciones gratis que ha proporcionado Google para que nosotros, con un simple smartphone, podamos general de manera fácil fotografías y videos en 360 para así poder almacenar y enseñar nuestras aventuras con esta novedosa tecnología sin gastarnos un duro. Pensad que las cámaras que se venden para VR valen entre 250 y 500 euros y no poseen una digna resolución de imagen, un handicap que suponemos se resuelva en los próximas años aumentando drásticamente los megapíxeles de grabación.  Por último me pareció sublime la aplicación gratuita que viene dentro del programa Cardboard para poder visualizar vídeos que no son en VR, puesto que convertimos nuestras gafas en un auténtico cine.  ¿Recordáis aquellas gafas que se vendían hace más de 10 años que servían para ver películas individualmente y que pareciesen que estábamos en un cine con una pantalla de 60 pulgadas?  Pues bien, ahora lo tenemos y gratis, sin gastarnos aquellas 200.000 pesetas de la época. He probado a ver videos cortos y se ven de fábula, estoy deseando que llegue una salida en AVE o bus de largo recorrido para verme un buen film como todo un señor sentado en una butaca.